Se suicida el joven agricultor que desafió a Pedro Sánchez por la persecución del Gobierno y la Agenda 2030: «No aguanto trabajar 18 horas para no vivir»

El joven agricultor aragonés David Lafoz ha fallecido tras anunciar a través de una publicación en redes sociales que “lo sentía mucho, pero no aguantaba más”, haciendo referencia a la presión fiscal, las sanciones económicas y las políticas restrictivas impuestas desde el Ejecutivo de Pedro Sánchez y la Comisión Europea presidida por Ursula von der Leyen. La noticia ha sacudido al mundo rural aragonés, que pierde a uno de sus rostros más representativos y queridos.
La confirmación llegó ayer miércoles por parte de la asociación AEGA (Aragón es Ganadería y Agricultura), que emitió un emotivo comunicado recordando a Lafoz como «un símbolo de la resistencia del campo español, alguien que encarnó como pocos la lucha por la dignidad del sector primario».
Su historia era bien conocida entre agricultores y ganaderos de toda España. Con apenas 15 años, David tomó una decisión que lo marcó para siempre: quedarse en su pueblo y defender la tierra que otros estaban dejando atrás. Sin hacer ruido, fue creciendo en compromiso, hasta convertirse en referente de una generación que no se resigna a ver morir el campo.
El momento que lo catapultó como rostro visible de la revuelta agraria fue en febrero de 2024, cuando, al frente de su tractor, llegó hasta las puertas de la Aljafería —sede de las Cortes de Aragón— en plena oleada de protestas del sector. “¡Salvemos al campo!”, gritó entonces. Esa frase se transformó en bandera de miles. Su imagen cruzando la ciudad con el tractor se volvió viral y marcó un antes y un después en la movilización. Además, cabe destacar que fue candidato por VOX en Belchite, municipio de Zaragoza.
Pero David no solo destacó en las protestas. Quienes lo conocieron destacan su cercanía, su humildad y su entrega sin condiciones. Fue el primero en ofrecer ayuda cuando las tormentas de la DANA arrasaron la Comunidad Valenciana. No dudó en remangarse durante las riadas que golpearon su comarca, y jamás dio la espalda a ningún vecino que lo necesitase.
“Era de los que aparecían cuando nadie más lo hacía. Sin cámaras, sin pedir nada. Solo por ayudar”, recuerdan desde AEGA. La organización destaca que su figura representa lo que muchos políticos han olvidado: el apego real a la tierra, el sacrificio diario y la voluntad de construir comunidad desde abajo.
En un contexto donde el campo sufre abandono institucional, burocracia asfixiante, impuestos crecientes y trabas medioambientales impuestas desde despachos lejanos y establecidas en la Agenda 2030, la muerte de David Lafoz sacude conciencias. Su ejemplo cobra una dimensión aún mayor: la de un joven que no emigró, que eligió sembrar futuro en su tierra, con las manos llenas de barro y el corazón repleto de esperanza.
El comunicado de AEGA concluye con una frase que ya se repite entre muchos agricultores aragoneses: “Hoy el campo está más huérfano, pero también más orgulloso. Porque David no sólo luchó: nos recordó por qué merece la pena hacerlo”.
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