Abdullah Öcalan, el encarcelado líder intelectual y fundador del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), la guerrilla kurda de Turquía, pidió ayer entregar las armas y poner fin a la lucha armada después de 47 años de conflicto con el Estado turco, que ha dejado más de 45.000 muertos entre combates y atentados.
Esta destacada declaración, que puede poner punto y final a uno de los problemas territoriales más enquistados de Oriente Medio, se produjo tras la reunión de siete altos cargos del Partido por la Igualdad y la Democracia de los Pueblos (DEM) —el partido prokurdo de Turquía— con Abdullah Öcalan. “No hay, ni puede haber, un camino fuera de la democracia para las reformas y la búsqueda de un nuevo sistema”, aseguró el líder kurdo en su carta, en la que asumió “la responsabilidad histórica de este llamamiento al
desarme”.
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El fin del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK)
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Re: El fin del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK)
Esto es algo histórico y, en mi opinión, muy positivo. El llamado al desarme de Abdullah Öcalan es un movimiento táctico dentro de un tablero geopolítico mucho más grande. Turquía lleva años tratando de desactivar la causa kurda, ya sea mediante represión, acuerdos o con juegos de desgaste político. Pêro la pregunta clave es: ¿por qué ahora? Podría ser que Öcalan, tras décadas encarcelado, haya llegado a la conclusión de que la vía armada ya no tiene futuro frente a un Erdogan cada vez más consolidado. O también que el PKK busque ganar legitimidad política internacional, dado que en la era actual, la lucha armada sin respaldo global suele terminar en derrota.
A nivel geopolítico, esto puede tener que ver con los movimientos de Turquía en la región, que sigue jugando a varias bandas con Rusia, EE. UU. y la UE. Si el PKK depone las armas, Ankara tendrá más margen para maniobrar en Siria e Irak sin la sombra de un conflicto interno que le reste fuerza.
Ahora bien, ¿qué pasará con los combatientes del PKK?, ¿se integrarán en la política kurda o habrá facciones que rechacen este llamado y sigan en la clandestinidad? Los procesos de desarme suelen ser más complejos de lo que parecen, y sin incentivos reales para los combatientes, este mensaje puede quedar en papel mojado.
A nivel geopolítico, esto puede tener que ver con los movimientos de Turquía en la región, que sigue jugando a varias bandas con Rusia, EE. UU. y la UE. Si el PKK depone las armas, Ankara tendrá más margen para maniobrar en Siria e Irak sin la sombra de un conflicto interno que le reste fuerza.
Ahora bien, ¿qué pasará con los combatientes del PKK?, ¿se integrarán en la política kurda o habrá facciones que rechacen este llamado y sigan en la clandestinidad? Los procesos de desarme suelen ser más complejos de lo que parecen, y sin incentivos reales para los combatientes, este mensaje puede quedar en papel mojado.
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Re: El fin del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK)
Algo que me llama la atención es el entendimiento que existe entre el Kurdistán iraquí y Turquía, a diferencia de lo que sucede con las zonas de Siria y Turquía donde el PKK tiene el predominio. El Kurdistán iraquí se ha convertido en un modelo de autonomía dentro de Oriente Próximo, beneficiando a su pueblo con estabilidad, desarrollo económico y autogobierno. Tras la Guerra del Golfo y con la consolidación de su estatus en la Constitución iraquí de 2005, esta región ha logrado mantener una relativa paz y prosperidad, en contraste con el caos que ha marcado el resto de Irak. Algo que pude comprobar en numerosos vlogs que he podido ver sobre la zona, como este del youtuber jordano Joe Hattab:
Gracias a su autonomía, en Irak, los kurdos han podido gestionar sus propios asuntos políticos y de seguridad a través de su parlamento y las fuerzas Peshmerga, garantizando un orden interno difícil de encontrar en otras zonas del país. Además, su riqueza petrolera ha permitido atraer inversiones extranjeras y desarrollar infraestructuras modernas, elevando la calidad de vida de sus habitantes. Con capitales como Erbil y Suleimaniya en constante crecimiento, el Kurdistán iraquí se ha posicionado como un polo de desarrollo y estabilidad en la región. Y un factor clave en este éxito ha sido la relación pragmática con Turquía. A pesar de la histórica tensión entre Ankara y los kurdos, el gobierno turco ha diferenciado entre el PKK —al que combatía dentro y fuera de sus fronteras— y el Gobierno Regional del Kurdistán, con el que mantiene estrechos lazos comerciales y políticos. Turquía se ha convertido en el principal socio económico de la región, facilitando la exportación de su petróleo e invirtiendo en su desarrollo. Además, ambos gobiernos han colaborado en materia de seguridad, llevando a cabo operaciones conjuntas para evitar que el PKK use el territorio kurdo-iraquí como base de operaciones.
Este equilibrio ha permitido que el Kurdistán iraquí goce de una autonomía estable sin provocar una reacción adversa de Ankara. Mientras los kurdos de Irak mantengan su enfoque en la cooperación económica y eviten desafiar los intereses turcos, la relación seguirá siendo beneficiosa para ambas partes, consolidando un modelo que, dentro del escenario de Oriente Próximo, se ha convertido en un ejemplo de pragmatismo y supervivencia política. Algo digno de aplaudir.
Gracias a su autonomía, en Irak, los kurdos han podido gestionar sus propios asuntos políticos y de seguridad a través de su parlamento y las fuerzas Peshmerga, garantizando un orden interno difícil de encontrar en otras zonas del país. Además, su riqueza petrolera ha permitido atraer inversiones extranjeras y desarrollar infraestructuras modernas, elevando la calidad de vida de sus habitantes. Con capitales como Erbil y Suleimaniya en constante crecimiento, el Kurdistán iraquí se ha posicionado como un polo de desarrollo y estabilidad en la región. Y un factor clave en este éxito ha sido la relación pragmática con Turquía. A pesar de la histórica tensión entre Ankara y los kurdos, el gobierno turco ha diferenciado entre el PKK —al que combatía dentro y fuera de sus fronteras— y el Gobierno Regional del Kurdistán, con el que mantiene estrechos lazos comerciales y políticos. Turquía se ha convertido en el principal socio económico de la región, facilitando la exportación de su petróleo e invirtiendo en su desarrollo. Además, ambos gobiernos han colaborado en materia de seguridad, llevando a cabo operaciones conjuntas para evitar que el PKK use el territorio kurdo-iraquí como base de operaciones.
Este equilibrio ha permitido que el Kurdistán iraquí goce de una autonomía estable sin provocar una reacción adversa de Ankara. Mientras los kurdos de Irak mantengan su enfoque en la cooperación económica y eviten desafiar los intereses turcos, la relación seguirá siendo beneficiosa para ambas partes, consolidando un modelo que, dentro del escenario de Oriente Próximo, se ha convertido en un ejemplo de pragmatismo y supervivencia política. Algo digno de aplaudir.