Debido a los últimos acontecimientos derivados de la guerra comercial iniciada por Trump me propongo desarrollar este tema y zanjar la negatividad de los aranceles y de toda manifestación de guerra comercial a la hora de desarrollar una determinada sociedad.
Pretendo contestar 4 argumentos esbozados en contra del libre comercio.
1) El libre comercio no fue el camino usado por los países actualmente desarrollados cuando estaban desarrollándose.
Argumento de Ha-Joon Chan.
2) El libre comercio afecta a los productores locales y beneficia solo a ciertos sectores de la economía, promoviendo su concentración.
Argumento de Vicenc Navarro
3) El libre comercio beneficia solo a los países que ganan en el intercambio. Por ende, en el marco mundial, el libre comercio es un juego de suma 0.
Argumento generalizado en la izquierda, con los hermanos Garzón a la cabeza.
4) El libre comercio perjudica los intereses nacionales favoreciendo solo a un grupo de empresarios asociados a intereses internacionales o mundialistas/globalistas.
Argumento generalizado en la ultraderecha de corte tradicionalista, nacionalista o socialista.
Bien, avancemos argumento por argumento.
Primer argumento
¿Cuánto de cierto hay en que los países desarrollados se desarrollaron gracias a políticas proteccionistas?
Pues la obra del economista coreano Ha - Joon Chan es tajante en este sentido: los países desarrollados se desarrollaron GRACIAS al proteccionismo.
Sin embargo, siendo él el mayor exponente mediático de esta orilla, su trabajo deja mucho que desear (me he leído varios de sus libros y muchos artículos) y el motivo es muy simple en tanto una afirmación así de contundente no puede cimentarse mediante la verdad histórica, o dicho en simple, este tipo de cuestiones no se limitan al simple relato de hechos ni de procesos que transcurre en un determinado marco cronológico. La misma historiografía económica, es económica porque se hace de las herramientas econométricas que -con todas sus limitaciones- permiten profundizar en la verdad histórica con mucha mayor seriedad y certeza que el simple barrido de hechos.
Cualquier economista lo entiende, incluso el mencionado, pero si no lo aplican a la hora de confirmar (o refutar) ciertas hipótesis, su cartón vale bastante poco porque prefieren entregarse al mundo mediático deshonesto que a la verdad, llámese científica o filosófica.
Para que se entienda.
(Porque yo mismo, durante más años de los que me gustaría presumir, caí en esta tontería)
Hace A en un momento t con un resultado de B en un momento t+1... ¿significa que existe una relación causal entre A y B? No, no necesariamente.
Y esto aplica especialmente en fenómenos multifactoriales donde el resultado final (en nuestro ejemplo B) puede ser contra intuitivamente contrario al que esperamos.
Un ejemplo simple: si aumenta nuestro sueldo aumenta nuestro consumo. Ergo, aumentamos nuestro sueldo y aumentamos nuestro consumo. Podemos sin temor a equivocarnos sentenciar que aumentando el sueldo de tal individuo su consumo crecerá en un contexto donde el único factor que determine el consumo sea el salario... ¿y si añadimos una cantidad indeterminada de factores?
Por ejemplo digamos que existen otros dos factores que inciden directamente en el consumo: el estado de ánimo (a mayor alegría, mayor consumo, a mayor tristeza menos) y el tipo de consumo y preferencias (supongamos que sus preferencias son específicas y si hay una variación del stock de estas, preferirá no consumir).
Podemos esbozar diferentes escenarios y en varios de ellos disminuye el salario a la vez que los otros factores mejoran, es decir, el consumo debería incrementarse (en este ejemplo no establezco restricción presupuestaria), por ende, habrá resultados en los que disminuye el salario y aumenta el consumo, ¿esto significa que disminuyendo el salario aumentamos, causalmente, el consumo? En absoluto.
Esta es la conclusión que se ha sacado de la manga el economista coreano en sus diferentes trabajos.
Esto, expresado matemáticamente:

Ha - Joon Chan por ende se basa en la evidencia histórica para decirnos que elevar aranceles tiene una relación causal con el desarrollo económico, sin embargo comete el mismo error que cualquier persona cuando mira los datos de desempleo a la baja creyendo, torpemente, que cualquier alza en los costes no afecta la creación del empleo.
Entonces, ¿tenemos estudios que abarquen con mayor profundidad estas cuestiones?
La respuesta es sí, los tenemos.
Aporto dos.
El primero en respuesta directa a Joon Chan, el segundo un extenso estudio que abarca casi 60 años de aranceles y cuyas conclusiones son decidoras: os aranceles reducen el PIB, la productividad, el empleo y la igualdad en aquellas sociedades que los implementan.
Segundo argumento
El argumento dice que ya que el libre comercio permite la entrada de productos de áreas y sectores en los que no somos competitivos, la industria local se ve afectada, lo cual conlleva pérdidas e incremento del desempleo.
El problema con este argumento es que es, a pesar de ser esbozado, defendido y desarrollado por la izquierda, extremadamente reaccionario.
Las empresas que no pueden competir son a la vez empresas que añaden poco valor. Un desarrollo normal dentro de una economía viene dado por la caída de empresas que no compiten siendo reemplazadas por empresas que compiten más y mejor.
Puede ser que en el corto plazo la quiebra, el cierre y traslado de la producción afecte negativamente en el mercado del trabajo, pero la reconversión de la matriz productiva generará más empleo a la postre.
En este aspecto es tan sensato defender medidas proteccionistas con tal de evitar que se vayan o cierren en Europa o Estados Unidos las siderúrgicas como defender medidas proteccionistas para que Reino Unido vuelva a concentrar los telares actualmente ubicados en países tan desarrollados como Bangladesh.
Una explicación más profunda sobre los beneficios de la especialización y la apertura de fronteras económicas:
Si con X1 tienes Y1 mientras que con X2 tienes Y2 y a la vez Y1 >Y2 entonces X1 es indudablemente más eficiente.
El camino más eficiente es aquel que te lleva mejores resultados con menores costos a lo largo del tiempo. La evidencia histórico-económica muestra que los países más abiertos e integrados a los mercados tienden a rendir mejor a lo largo de 30 0 40 años que aquellos menos integrados.
Y esto tiene un sentido lógico que ya lo venía diciendo Ricardo: la especialización permite un mayor crecimiento.
Si tienes dos países, A y B y solo dos posibles productos a producir y comerciar, x, y. A puede producir 10 y o 5 x mientras que B puede producir 5 y o 4x. A posee una ventaja absoluta en ambas producciones pero B posee una ventaja relativa en la producción de x (pues el rendimiento x/y es superior en B que en A), por tanto B se puede especializar y dedicar todo su tiempo a elaborar x mientras que A puede elaborar y. Así, ahora tendrás un mercado con 4x y 10y si cada uno dedica todo el tiempo a producir su producto, en dicho caso, si suponemos que el país B consume 1x y A consume 6y, entonces el intercambio podría ser en razón 3:4, cada 1x se intercambia por 4/3y. En tal caso la posibilidad de consumo de ambos países aumenta fuera de la frontera factible que tenían inicialmente sin comercio: A consume 6y y 3x mientras que B consume 1x y 4y,
El primero es que A aceptará tal razón en el intercambio siendo un país totalmente más productivo. Quizás pongan el puño sobre la mesa y decidan que el intercambio justo es 3:3, encareciendo el precio de y en relación a x e imponiendo una relación comercial mucho más restrictiva para B. En dichos casos el país podría estar en una situación más desfavorecida, lo que es discutible es si esa situación sea peor a la inicial sin comercio,pues en dicho caso sería preferible simplemente no comerciar.
Sin embargo, incluso asumiendo estos inconvenientes, no hay muchos argumentos a favor de mantenerse cerrado: ya sea por el mercado de capitales, de mercancías, de crédito, tanto para importar como para exportar, la especialización comercial, la llegada de inversiones y el aprovechamiento de nuevas tecnologías aparentemente es preferible abrirse al mercado.
Sobre los beneficios del comercio, Marx indicaría que «el sistema proteccionista es en nuestros días conservador, mientras que el sistema del libre cambio es destructor. Corroe las viejas nacionalidades y lleva al extremo el antagonismo entre la burguesía y el proletariado. En una palabra, el sistema de la libertad de comercio acelera la revolución social. Y sólo en este sentido revolucionario, yo voto, señores, a favor del libre cambio».
En realidad el proteccionismo no es ni defendido desde orillas marxistas. Tampoco lo es, como será evidente, desde orillas neoclásicas ni mucho menos austriacas.
A la hora de la verdad el proteccionismo es defendido por heterodoxos que, como norma general, carecen de una teoría del valor y por tanto apuestan por un eclecticismo autodestructivo.
Tercer argumento
El juego de suma cero es de simple refutación.
Una forma de entenderlo es siguiendo el planteamiento a continuación:
- (S – I) + (T – G) = (X – M) modelo de saldos sectoriales tradicional. Donde S-I representa el déficit (o superávit) privado, T - G el déficit (o superávit) público y X - M el déficit o superávit externo. De este se extrae como conclusión que la suma de los déficit y superávit nacionales da como resultado el déficit o superávit externo, ergo, un país en déficit externo necesariamente tendrá que incurrir en algún déficit interno, sea público o privado, o ambos.
- Incurrir en déficit implica, a la postre, un desfinanciamiento y descapitalización, una pérdida del ahorro y consecuentemente una merma de la actividad económica.
El superávit de uno sí es el déficit de otro pero el déficit no es un hecho abstracto y aislado, existe porque es sostenido con el superávit de otro, y esto no es un juego de suma cero, es un juego de concatenación de procesos intermedios de compra venta, ahorro y financiación, que forman parte de una economía capitalista. A saber, no es que desde el país en déficit la deuda implique un hecho negativo, la deuda existe porque se financia un proceso de acumulación que nutre tanto al deudor como prestamista y porque nutre tanto al superavitario como al deficitario. Es más, el superavitario debe poner a circular su superávit en algún circuito de valorización si quiere ganar, no lo guarda debajo del colchón ni lo atesora en una bóveda.
Es perfectamente plausible ser un país con una economía con déficit externo que se financie continuamente de crédito. El problema se dará si la acumulación se debilita y el interés (i.e el costo del pago de la deuda) se incrementa. Esto es una realidad cíclica en la economía capitalista pero no es un fallo que determine una crisis estructural. En condiciones normales una recesión puede ser superada en menos de 6 meses.
Por otro lado, es un error pensar que el endeudamiento siempre es negativo y reduce tu riqueza, al contrario, si decimos que tu ingreso neto es n=w+(w-i)L, con w como salario, i como interés y L como relación deuda y activos.
Si i se mantiene constante sobre 0, tendrás un punto óptimo donde el ingreso neto sea superior si te endeudas, luego comienza a caer hasta 0.
Cuarto argumento
El problema con este argumento es que confunde la nación, como una existencia cultural separada del Estado, con el Estado, sus componentes y a su vez asume que uno de sus componentes representa al todo.
La nación es una construcción humana muy volátil y en términos político-administrativo, no tiene más de 2 siglos (es mucho más antigua si nos referimos a una nación estrictamente étnica).
Sin embargo, nación y Estado, a pesar de deberse mutuamente, divagan en diferentes ritmos e incluso planos.
La nación responde a largo plazo, el Estado responde al corto plazo. Las variaciones estatales son diarias, las variaciones nacionales se dan en décadas.
El Estado se ciñe a un determinado número de burócratas (no se trata de instituciones universales que están en todo lugar, sino determinados y concretos departamentos con existencia física y llenos de individuos propios a una clase social determinada), la nación es tanto presente cuanto pasado, la nación somos todos los que hoy formamos parte de ella y también quienes ya no están (todos nuestros antepasados).
Teniendo en cuenta esto, ¿es posible determinar un interés nacional específico?
No.
De hecho la misma idea de mantener viva la nación no engloba a todos los nacionales. El antinacionalismo es una idea tan fuerte y vieja como el nacionalismo.
Sin embargo esta tarea es muy difícil toda vez que el Estado debe, en teoría, representar multitud de intereses, muchos de estos opuestos entre sí.
Porque proteger ciertas industrias beneficia a los capitalistas de tales industrias mientras que perjudica a los capitalistas de otras industrias, nacionales e internacionales, como también a sus consumidores, todos estos parte de la nación.
¿Por qué beneficiar en específico a unos capitalistas en desmedro del resto de la sociedad es o debe ser un interés de Estado?
Se podría entender para el caso de industrias que son clave, por ejem. la militar en contextos bélicos (e incluso allí hay argumentos serios en su contra), pero en el caso de Trump las industrias protegidas no responden a tal necesidad.
Conclusión:
Esto partió mal y terminará peor.