La opinión de David Iglesias:
A filo y arcabuz
: epístola de urgencia a la letra suelta
Queridos y queridas, hijos e hijas del cuadernillo Rubio, de los dictados con olor a tiza húmeda y de las mayúsculas con rabito de honor.
En este día del libro, donde celebramos la caligrafía del alma y el subrayado de la memoria, no puedo por menos que alzar mi voz —y mi estilográfica— ante el sacrilegio visual cometido por el presidente de la oposición con alma de suplente eterno: don Alberto Núñez Feijóo.
Ha tenido a bien, o a mal, escribir una nota de condolencia por el Papa Francisco con una caligrafía que parece el electroencefalograma de un alma en pena.
Letra torcida, retorcida y descompuesta, sin acentos, agresiva, soez, cambiante, dubitativa como si hubiese sido escrita desde la ventanilla de un autobús escolar camino al purgatorio.
Uno no espera de sus líderes que sean poetas, pero sí que respeten la ortografía del alma. Ejemplaridad y más cuando tienen más medios y posibilidades que el resto de los mortales de la lengua y prosa.
Porque quien escribe mal, piensa regular. Y quien piensa regular, acaba mandando peor.
¿Dónde quedaron los dictados de doña Carmen en tercero de EGB, las planas de “la” y “le” hasta sangrar tinta, los signos de puntuación como semáforos de la conciencia?
Hoy, día del libro, levanto mi copa de tinta contra la barbarie tipográfica. Y si Su Santidad, desde el trono de San Pedro, ha leído la nota de Feijóo, pido a Dios —o a la Real Academia Española— que lo consuele.
Porque si las palabras son puentes, las suyas son tablones podridos.
Señor Feijóo:
a falta de fondo, al menos forma.
Y si no hay forma, al menos disimule con letra legible.
Que hasta el mismísimo Satanás, cuando firma pactos, usa buena letra.
Y como diría don Francisco de Quevedo, que en gloria esté y buena letra tuvo: "Donde no hay entendimiento, mal puede haber escritura decente."
Amén de pluma, tinta y juicio.
Feliz día del libro, aunque a algunos se les haya olvidado cómo se escribe uno.
—A filo y arcabuz
Día del Señor, en tinta y fuego como firma y rúbrica.