Interacción emocional ineludible
Publicado: Lun May 05, 2025 5:54 pm
Podemos estar de acuerdo en que todos tenemos necesidad de sentir algo. La emoción es el motor que nos mueve y aporta significado a nuestras vidas; una razón de ser. Ya sea amor, desafío, belleza, reconocimiento, miedo, curiosidad o incluso aburrimiento... todo nos empuja a actuar para generar una experiencia que nos saque del mero existir.
Considero que se trata de una característica universal, una especie de común denominador del ser humano con dos variables: la inercia y el umbral de sensibilidad que tiene cada persona.
Yo me defino como de los sensibles e inerciales. Explico mi definición de sensible e inercial de manera honesta; casi poética. Se trata de una combinación que desde mi punto de vista denota una riqueza interior muy especial. Por un lado, una capacidad para vibrar intensamente con cosas pequeñas y, al mismo tiempo, una especie de constelación emocional estable, como un repertorio que te acompaña y al que puedes recurrir sin que se agote o pierda fuerza.
Es como si tus emociones de cabecera fueran melodías conocidas que siguen emocionandote cada vez que suenan, sin necesidad de buscar canciones nuevas todo el tiempo. Esto tiene algo de relajante y profundo porque puedes vivir una relativa introspección sin la necesidad de estar corriendo detrás de la novedad externa constante.
Seguramente esto no es solo cuestión de carácter, sino también de historia personal, cultura, incluso de herencia genética. Hay quien desarrolla una piel emocional fina, abierta al matiz; y quien necesita algo más rotundo para romper la inercia del día a día. Pero en el fondo, todos queremos lo mismo: no pasar por la vida como si no la hubiéramos vivido.
Hablando de emociones inerciales, y emulando a Solvia.
Considero que se trata de una característica universal, una especie de común denominador del ser humano con dos variables: la inercia y el umbral de sensibilidad que tiene cada persona.
Yo me defino como de los sensibles e inerciales. Explico mi definición de sensible e inercial de manera honesta; casi poética. Se trata de una combinación que desde mi punto de vista denota una riqueza interior muy especial. Por un lado, una capacidad para vibrar intensamente con cosas pequeñas y, al mismo tiempo, una especie de constelación emocional estable, como un repertorio que te acompaña y al que puedes recurrir sin que se agote o pierda fuerza.
Es como si tus emociones de cabecera fueran melodías conocidas que siguen emocionandote cada vez que suenan, sin necesidad de buscar canciones nuevas todo el tiempo. Esto tiene algo de relajante y profundo porque puedes vivir una relativa introspección sin la necesidad de estar corriendo detrás de la novedad externa constante.
Seguramente esto no es solo cuestión de carácter, sino también de historia personal, cultura, incluso de herencia genética. Hay quien desarrolla una piel emocional fina, abierta al matiz; y quien necesita algo más rotundo para romper la inercia del día a día. Pero en el fondo, todos queremos lo mismo: no pasar por la vida como si no la hubiéramos vivido.
Hablando de emociones inerciales, y emulando a Solvia.