El Movimiento al Socialismo (MAS) dejará de gobernar Bolivia después de casi dos décadas en el poder. Los resultados de las elecciones generales celebradas este domingo confirman un giro político inédito. Los dos candidatos opositores más votados, el senador Rodrigo Paz Pereira y el expresidente Jorge «Tuto» Quiroga, disputarán la primera segunda vuelta presidencial de la historia del país, prevista para el próximo 19 de octubre.
De acuerdo con el conteo preliminar del Tribunal Supremo Electoral (TSE), Paz Pereira, del Partido Demócrata Cristiano (PDC), obtuvo el 32 % de los votos válidos, mientras que Quiroga, que fue presidente entre 2001 y 2002, alcanzó el 27 %. Ambos dejaron fuera de la contienda al empresario liberal Samuel Doria Medina, quien aspiraba por cuarta vez a la Jefatura del Estado y partía como favorito en la mayoría de los sondeos. Doria Medina terminó tercero con un 20 % de los votos y, tras reconocer rápidamente su derrota, anunció que apoyará a Paz en la segunda vuelta. El cuarto lugar fue para Andrónico Rodríguez, candidato de la izquierda, con el 8 % de los sufragios.
La jornada electoral supuso un duro revés para el MAS, que había gobernado de forma ininterrumpida desde 2006 con Evo Morales y, posteriormente, con Luis Arce. Tras la renuncia de Arce a presentarse a la reelección, la candidatura oficialista quedó en manos del exministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, quien apenas alcanzó el 3,15 % de los votos. Esa cifra, mínima pero suficiente, le permitirá al MAS conservar su personería jurídica y seguir existiendo como fuerza política, ya que la ley electoral establece que los partidos con menos del 3 % deben desaparecer.
La debacle del MAS estuvo acompañada por una fuerte división interna entre Evo Morales y el presidente Arce. Morales, inhabilitado por la Corte Constitucional debido a que ya había sido reelegido dos veces, llamó a votar nulo y logró movilizar a cerca del 19 % del electorado en esa dirección, lo que representó más de un millón de votos. El expresidente, que aún conserva un caudal significativo de apoyo en el Chapare, intentará capitalizar ese respaldo en el futuro, aunque su espacio político quedó fracturado.
Rodrigo Paz Pereira, de 57 años, fue la gran sorpresa de la elección. Nació en Santiago de Compostela en 1967, durante el exilio de su familia, y es hijo del expresidente Jaime Paz Zamora (1989-1993) y de la española Carmen Pereira. Aunque inició la campaña con apenas un 2 % de intención de voto, su candidatura creció de forma vertiginosa y logró captar apoyos tanto del electorado desencantado con el MAS como de sectores moderados de la oposición tradicional. Su compañero de fórmula, Edmand Lara, un expolicía conocido por sus denuncias de corrupción en redes sociales, también contribuyó a proyectar una imagen de renovación y cercanía con la ciudadanía.

Jorge Quiroga ejerciendo su derecho al voto
Quiroga, en cambio, representa la experiencia política y la línea más conservadora. Fue vicepresidente entre 1997 y 2001 y asumió la Presidencia tras la renuncia de Hugo Banzer por motivos de salud. Desde entonces, ha intentado en varias ocasiones regresar al poder con un discurso centrado en la estabilidad económica y en un fuerte rechazo al MAS y a Evo Morales. Su paso a la segunda vuelta confirma que todavía conserva un núcleo duro de votantes, aunque para imponerse en octubre necesitará seducir a sectores de centro que hoy parecen más próximos a Paz Pereira.
La elección también dibujó un nuevo mapa legislativo que refleja el derrumbe del MAS. Hasta ahora, la fuerza oficialista había controlado la mayoría en el Parlamento, pero en esta ocasión apenas consiguió un escaño en la Cámara de Diputados y ninguno en el Senado. El PDC de Rodrigo Paz logró convertirse en la primera minoría en la Cámara Alta con 15 senadores, seguido por la Alianza Libre de Tuto Quiroga, que obtuvo 12. La izquierda de Andrónico Rodríguez se quedó sin representación.
Con más de 7,5 millones de bolivianos habilitados para votar, la participación fue masiva y superó el 80 %, según el TSE. La jornada transcurrió con normalidad, aunque en algunas regiones hubo denuncias de irregularidades menores. El organismo electoral reiteró que los resultados preliminares «no reemplazan» el cómputo oficial, que se conocerá en los próximos días, pero las tendencias marcan con claridad el escenario de segunda vuelta.