Es evidente que entre ambas formas de entender la política hay una diferencia básica, la izquierda es utópica y la derecha es realista .Esas dos cosas llevadas a extremos son igualmente perjudiciales porque si bien es cierto que en las utopías está el principio del progreso , también es cierto que las utopías desbocadas llevan a las distopías y el desengaño.Astur escribió: Sab May 17, 2025 3:16 pm La clave para entender esta dicotomía que nos presenta Fernández no está tanto en la ética o en la teoría jurídica, sino en cómo cada bando se relaciona con la realidad. La izquierda niega la realidad objetiva cuando le estorba: biología, economía, historia, cultura. Por eso necesita imponer relatos. La derecha (la de verdad, no la "derechista cobarde" del PP) acepta que existen límites y que no todo se puede negociar. Es una cuestión de aceptar la naturaleza o tratar de suplantarla.
Otra diferencia crucial, es que la izquierda es mesiánica, mientras que la derecha es trágica. El izquierdista cree que puede construir el paraíso en la Tierra: el Estado lo arregla todo, la ingeniería social funciona, y el hombre nuevo está a la vuelta de la esquina. El derechista sabe que la condición humana es imperfecta y que hay males inevitables. Por eso no confía en utopías ni en grandes planes. Cree en el orden, en la comunidad, en el equilibrio. En no romper lo que funciona. Y esto conecta con el elemento que nunca se menciona: la relación con el poder. La izquierda quiere tomar el poder para rediseñar la sociedad. La derecha auténtica quiere limitar el poder para que no lo destruya todo. De ahí que la izquierda adore el Estado, y la derecha se incline por el principio de subsidiariedad, la familia, la tradición o la comunidad.
En definitiva, la izquierda quiere cambiar la realidad. La derecha quiere que la realidad no nos aplaste. Uno vive en la fantasía, el otro intenta sobrevivir en el mundo real. Y lo más gracioso es que, cada vez que la izquierda fracasa —que es siempre—, dice que "faltó compromiso", nunca que el plan era basura. Eso sí que es fe ciega. Sin ir más lejos, la personificación de los ejemplos que presento, de izquierdista y derechista, está en Nowomowa y en mí.
Por otra parte el realismo se basa en evidencias concretas , tiene conciencia de las posibilidades y de las limitaciones pero si se lleva al exceso , se acaba en la mediocridad
