- Crisis estructural del sistema de reparto.
El sistema actual solo funciona si hay muchos cotizantes y pocos jubilados. Pero la baja natalidad y el envejecimiento hacen inviable su sostenibilidad. “Si vienen vientos de frente… no tenemos hijos… entonces el sistema de pensiones se viene abajo.” - Las cotizaciones no se acumulan.
El dinero aportado no se guarda para el futuro, sino que se usa para pagar a los jubilados actuales. Quien cotiza hoy no financia su propia pensión, sino la de otros: “Esos euros se fueron a los jubilados anteriores… ya no hay nada que sustente.” - Se financia con deuda.
Actualmente, “uno de cada cuatro euros” de las pensiones se paga con los Presupuestos Generales del Estado, es decir, con deuda pública. El déficit aumenta cada año y el sistema se mantiene artificialmente a costa del endeudamiento. - Dos salidas posibles.
Según Daniel Fernández, solo hay dos opciones:
– Transición ordenada hacia un sistema de capitalización (cada persona ahorra e invierte su propio dinero).
– Colapso al estilo de Grecia en 2015, con una caída inmediata y severa del valor de las pensiones. - Riesgo intergeneracional.
Los jóvenes de hoy pagan pensiones que probablemente no recibirán mañana. Si siguen cargando con esa presión fiscal, muchos optarán por marcharse al extranjero: “Si el joven se pira, usted se queda sin pensión.”
Reflexión: Según el autor, es urgente abrir un debate serio y honesto sobre el modelo de pensiones, antes de que la situación derive en una crisis financiera y social de gran magnitud.

